lunes, 26 de agosto de 2013

Exobiología. ¿Hay alguien ahí...?


La EXOBIOLOGÍA o ASTROBIOLOGÍA, es el estudio de la posible presencia de vida en otros planetas.

En la búsqueda de vida extraterrestre participan científicos de diversas disciplinas: geólogos, químicos, oceanógrafos, astrofísicos, biólogos moleculares, zoólogos y paleontólogos, entre otros.
Cómo la vida apareció y sobrevivió en la Tierra, o si existe la posibilidad de que haya vida en otros lugares y de qué modo ésta se podría encontrar y reconocer son las preguntas claves en astrobiología.

En 1998, la NASA creó el “Astrobiology Institute”, institución que ha sido determinante en la consolidación de esta nueva ciencia. Pero, por desgracia, la búsqueda de vida extraterrestre ha sido banalizada con tanta frecuencia que la gente suele oscilar entre un completo escepticismo y la credulidad más absoluta. Probablemente, de conocer que las condiciones que requiere la vida no son, en absoluto, frecuentes en el espacio y que la vida que mejor puede adaptarse a un medio inhóspito no es, precisamente, el ser humano u otros seres análogos a él, sino los organismos más sencillos, la visión que se tendría de los posibles seres extraterrestres divergiría, y mucho, de la genérica actual.

La posible existencia de vida inteligente en otros planetas ha sido un tema recurrente en libros, películas, periódicos y revistas desde principios del siglo XX. Por desgracia, casi siempre enfocado por su vertiente menos rigurosa.

La tendencia de los humanos al antropocentrismo también propició que la gente estructure una mitología en cuanto a la vida extraterrestre a nuestra "imagen y semejanza”. No obstante, concebir la posible existencia de otras formas de vida fuera de los límites planetarios dio origen a programas de búsqueda de señales extraterrestres como el SETI, que buscan señales electromagnéticas susceptibles de provenir de civilizaciones extraterrestres y revelar incluso "mensajes".

La premisa desde donde surge este interés y este "acto de perseverancia" (más que de fe, de porfía) de buscar vida mas allá de este pequeño planeta, es que en otros lugares también es posible que se haya dado el mismo proceso evolutivo que en la Tierra, o muy similar, donde, desde el origen de la vida, hace unos 3.900 millones de años, ésta ha ido ganando en complejidad dando como resultado entre otras maravillosas formas de vida, la aparición de unos seres que son capaces de preguntarse por aquello que les rodea y que se consideran a sí mismos inteligentes.

La vida se originó en la Tierra, cierto, pero dónde mas. No lo sabemos…

¿QUE ES LA VIDA?

No lo tenemos claro. ¿Caos, complejidad, evolución…?. Es difícil definir “vida”. Aunque reconocible, porque estamos vivos y rodeados de seres vivos, estamos habituados a ella, pero cuando se esconde en los sitios más insólitos y recónditos o se nos presenta como demasiado básica como para cumplir todas las características que podemos atribuir por ejemplo a un gato o a nosotros mismos, las cosas se complican, y mucho.

Hasta ahora, en los límites de lo vivo, aún no está claro lo que es y lo que no es la vida. Ha habido muchos intentos de establecer un marco de reglas que permita determinar con certeza cuando algo está “vivo” o no, pero este encuadre, hasta ahora, parece bastante subjetivo y todavía estamos discutiendo cuáles son las características esenciales de lo vivo.

En la Tierra todos los seres vivos necesitamos agua y estamos basados en una química del carbono. Presentamos propiedades que paradójicamente nos mantienen separados de nuestro entorno (una barrera que brinda identidad y estructura), pero que al mismo tiempo nos vinculamos a éste, relacionándonos con él para el intercambio de materiales y la obtención de energía. Asimismo, los seres vivos son capaces de perpetuarse y, con el paso del tiempo, evolucionar y adaptarse a los cambios del medio ambiente.

Algo inanimado como el fuego parece cumplir muchas de estas premisas, mientras que algo que parece animado como los virus, en cambio, cumplen sólo algunas (no se reproducen por sí mismos, sino que son reproducidos por la maquinaria génica del sistema al que han "atacado").

Hasta ahora la mejor respuesta es lo que se conoce como las propiedades emergentes de la vida: la AUTOPOYESIS (auto construcción), propiedad basada en la circularidad, donde el orden arquitectónico determina la organización de funciones que a su vez son las que mantienen el orden que las generó.

¿Desde dónde partir entonces en nuestra búsqueda de vida extraterrestre?.

Hay que analizar cada caso con atención, ya que la naturaleza siempre se las arregla para sorprendernos, por ejemplo con unos seres capaces de vivir en las condiciones más extremas, razón por la cual se denominan extremófilos.

En una laguna de agua prácticamente helada, o hirviendo, o saturada de sales, o con un PH muy básico o muy ácido, o con grandes dosis de radiación, o anaeróbica (sin oxígeno), un mamífero no sobreviviría. Sin embargo, en ambientes de estas características ellos si existen y se desarrollan.

Ciertos extremófilos se conocen desde hace medio siglo, otros han sido descubiertos recientemente en una búsqueda que ha sido intensificada cuando la industria se ha dado cuenta de las enormes posibilidades que la resistencia de estos organismos les da en el laboratorio, para un posible uso comercial. Lugares que se creía inertes resulta que no lo son, como el llamativo río Tinto (Huelva), carente de oxígeno y luz solar y con abundancia de metales pesados nocivos. Sin embargo, contiene bacterias que, aunque basadas en el carbono, son capaces de obtener energía de la oxidación del hierro.

Las propias ventanas hidrotermales, ecosistemas complejos en el fondo del mar a temperaturas volcánicas, sin absoluto contacto con el sol (que implica la imposibilidad de usarlo como fuente primaria de energía), presiones que reventarían a cualquier valiente humano o no y emanaciones químicas tóxicas para muchos organismos (incluidos los humanos), son la prueba de que la VIDA, un sistema complejo y variado, puede existir en condiciones que habrían sido impensables hasta hace no mucho tiempo y que son un claro ejemplo de un "ambiente extraterrestre" en nuestro propio planeta. Descubrir vida en sitios imposibles nos ha permitido especular sobre la existencia de organismos simples en otros mundos cuya temperatura, atmósfera u otros factores, habían sido anteriormente considerados como inhóspitos.

Los extremófilos muestran que hay muchos más entornos acogedores de los que se conciben desde nuestra perspectiva humana, pero para encontrarlos hay que saber qué buscar, y el hombre sólo puede indagar en función de lo que conoce.
La vida que conocemos parece exigir un disolvente que se mantenga líquido en un amplio rango de temperaturas y en el cual puedan ocurrir reacciones químicas, una fuente de energía y un componente a partir del cual se formen moléculas complejas, así como un código para transmitir la información.

La Tierra es uno de tantos cuerpos del Sistema Solar. Cumplimos los criterios de habitabilidad establecidos, desde nuestra perspectiva humana, como esenciales para la vida, no obstante, otros cuerpos que poseen una fuente de energía, no solar por su lejanía, pero si de tipo químico por ejemplo y elementos como el agua y moléculas de carbono, podrían también albergar posibilidades de asociarse con el origen de condiciones de habitabilidad.

Los lugares que se consideran más propicios para albergar vida en nuestro sistema solar son Marte, Europa y Titán.

Marte es un desierto rojo por el óxido de hierro, experimenta drásticos cambios diarios de temperatura en la superficie y no está protegido por una magnetosfera. Su atmósfera, compuesta por un 95% de dióxido de carbono, es demasiado fina para crear un efecto invernadero y la presión atmosférica, de 0,6 la terrestre, es demasiado baja para que exista agua líquida. Los polos contienen CO2, congelado, pero también hay hielo de agua.

La luna más grande de Saturno, Titán, es el único satélite con una atmósfera densa, en su caso de nitrógeno y metano, por lo que tiene un pequeño efecto invernadero. Con una presión atmosférica 1,5 la terrestre, es muy fría (85 ºK (-188 ºC)). Hasta hace poco se especulaba con que la radiación ultravioleta podría convertir el metano en hidrocarburos, como el etano, que se condensarían y precipitarían, lo que implicaría la presencia de compuestos orgánicos en la atmósfera y una lluvia que formaría océanos líquidos de metano o etano. Los datos de la misión Cassini-Huygens parecen confirmar que efectivamente existe un ciclo “hidrológico” en Titán con metano en lugar de agua. Aunque los cauces tipo torrentera y extensiones lacustres que ha observado Huygens en su lugar de aterrizaje estaban secos, probablemente exista algún tipo de estacionalidad y se encuentre metano líquido en otro momento.

Europa, satélite de Júpiter, tiene un tamaño ligeramente más pequeño que el de nuestra Luna. La presencia de pocos cráteres de impacto indica una actividad erosiva reciente. Debajo de una corteza de hielo de unos cinco kilómetros de espesor, a cincuenta kilómetros de profundidad, hay evidencia de un océano profundo de agua que se mantiene líquido y está protegido de la radiación por el campo magnético del planeta gaseoso que orbita. De existir vida, tendría que estar bajo la superficie, alrededor de chimeneas termales.

Si la Tierra es un planeta de nueve, el Sol es una estrella de los cien mil millones que hay en la Vía Láctea. Para que una zona de la galaxia se considere habitable, debe tener una estrella longeva, planetas con órbitas invariables, que implican temperaturas mantenidas, agua líquida, elementos pesados (C, N, O) y una cierta protección de la radiación ultravioleta. En el interior de la galaxia hay demasiadas supernovas y en las regiones exteriores demasiados metales.
Finalmente, la Vía Láctea es una galaxia de las cien mil millones que se observan en el Universo, con lo que la cantidad de estrellas y planetas con unas condiciones propicias es seguramente enorme. La vida elemental podría aparecer con más frecuencia de la imaginada, de hecho sería una consecuencia casi inevitable de la evolución de la materia. Donde hay estrellas, surgen átomos, el carbono abunda y tiene mucha facilidad para unirse con otros elementos, aparece la química orgánica, y a partir de ésta sólo queda un paso.

La presencia de vida compleja es otra cosa. Las condiciones estables que han permitido su aparición en la Tierra, especialmente la presencia de agua líquida durante miles de millones de años, es posible que sean únicas, de hecho los primeros organismos multicelulares surgieron hace “sólo” 800 millones de años, mientras que los primeros organismos aparecieron hace casi 4.000 millones de años. Y si se habla de vida inteligente, la cuestión todavía se complica más. La gran pregunta es que qué es la inteligencia y cómo reconocerla. El programa SETI, que busca pruebas tecnológicas de la presencia de seres extraterrestres (ondas de radio, televisión…) muestra que una vez más la humanidad está condicionada por su realidad y, quizás ingenuamente, estamos intentando encontrarla en otros lugares, donde la evolución no tiene por qué haber seguido los mismos pasos que en la Tierra.


La mejora del conocimiento del planeta Tierra y de los seres vivos que le habitan ha deparado muchas sorpresas: la vida no aparece siempre en la forma en que la conocemos. Existen organismos cuya capacidad de adaptación al medio les convierte casi en “extraterrestres” en el sentido de que, en condiciones extremas, de carencia de oxígeno o de mucha acidez, por ejemplo, que son, en principio, letales, consiguen sobrevivir y reproducirse. Organismos que han logrado adaptarse a condiciones límites para la vida, desde nuestra concepción, todo es cosa de perspectiva. Desde la premisa de que la vida fuera de la Tierra pudiera mostrar tal creatividad en cuanto a diversidad y adaptabilidad a problemas y condiciones medio ambientales cambiantes, que es posible que esas pautas o algunas levemente diferentes sean seguidas en otros lugares, partiendo desde elementos químicos que parecen ser, sino universales, al menos bastante comunes, en su origen y distribución. Así, un líquido en el que puedan tener lugar las reacciones químicas; un elemento con facilidad para formar compuestos y una fuente de energía podrían ser las instrucciones principales en cualquier "Sopa Primordial” que diera lugar a la aparición de la VIDA. En el origen de nuestro planeta, estos elementos fueron, respectivamente, el agua, el carbono y, como procesos energéticos, descargas eléctricas y radiación ultravioleta principalmente. Si no se equipararan los requisitos para la vida fuera de la Tierra con los de la vida en ella, la búsqueda sería imposible.

Hay especulaciones que incluso amplían más la búsqueda no restringiéndose al agua como el santo grial de la vida. En vez de ella se han considerado otros elementos que se mantienen en estado líquido en un amplio abanico de temperaturas y en los que podrían tener lugar reacciones químicas, como: el amoníaco y el alcohol metílico, por ejemplo, aunque el amoniaco se mantiene líquido a temperaturas bajo cero, probablemente demasiado frías para la existencia de vida, nunca se sabe... y como elemento constituyente de vida, en vez de carbono, se ha pensado en el silicio, que también forma compuestos con facilidad, aunque en la Tierra esté restringido al mundo inorgánico.


La ciencia contemporánea considera "admisible" ahora mas que nunca, la posible existencia de algún tipo de vida extraterrestre, pero no hay un consenso en cuanto a si esta puede ser "Inteligente". No obstante la realidad es que si ya es difícil definir "VIDA" (en eso estamos) la cualidad de "Inteligente" ya es algo mucho más complicado. La inteligencia es una difícil cuestión. Como probablemente sólo seamos capaces de "reconocer" (no de entender) la supuesta inteligencia humana, ese es justamente el único tipo de inteligencia que estamos buscando, incapaces quizás de imaginar otro modo de inteligencia.

La gente de SETI realiza una búsqueda de vida en el cosmos, pero no existe consenso en relación que la evolución lleve a cabo procesos similares en todos lados y, si lo hace, la conjunción de procesos que se han sumado para dar paso a la aparición de los seres humanos, podría no darse de la misma manera en otros lugares, donde, leves diferencias en las condiciones en que se dio la historia de la aparición y evolución de la vida en nuestro planeta, pueden ser más cruciales de lo que nos imaginamos, y esas pequeñas variaciones, aparentemente insignificantes, sean las responsables de que estemos aquí ahora. Pequeñas casualidades responsables de que haya una conciencia cognoscente y no un océano de caos sin patrones comunicacionales reconocibles.

Muchos factores podrían haber influido para que no estuviéramos aquí. Por ejemplo, si la frecuencia de impacto de cuerpos celestes contra la Tierra hubiera sido distinta, si hace 65 millones de años el meteorito de Chixulub no nos hubiera impactado, quizás los descendientes de los dinosaurios todavía estarían dominando el planeta.
¿Qué habría pasado entonces? ¿Quién estaría escribiendo esto ahora? ¿Habrían ellos llegado a este mismo estado de complejidad, tendrían radio telescopios? ¿Estarían escribiendo blogs como este? ¿Y si la atmósfera hubiera sido inestable, si las cosas hubieran sido ligeramente diferentes? Tal vez únicamente habría podido desarrollarse vida de tipo bacteriana... Hay tantos “quizás”. Tal vez si alguno de esos “quizás” sí se hubieran dado, quizás nadie estaría haciendo estas preguntas, porque, sin humanos, ¿alguien más haría las preguntas? ¿Le da realmente sentido al universo que hayan criaturas haciendo preguntas? ¿Nos necesita acaso el universo?.

- El principio antrópico fuerte podría decir algo así como "sí”, “el universo nos necesita. Nuestras preguntas, nuestra consciencia, nuestra inteligencia, al menos están estrechamente ligados con el sentido del universo". Podría llegar a decir que "somos el sentido del universo, únicos, especiales”.

- Por su parte el principio antrópico débil nos diría algo así como "quizá el universo tiene una lógica que incluye a la conciencia como algo que constituye intrínsecamente su identidad".
Muchos pueden pensar que el universo no sería lo mismo sin nosotros. Claro que no lo sería (desde un punto de vista empírico), pero tampoco seria posiblemente, tan diferente. ¿Nos necesita el universo? ¿Nos necesita más que lo que necesita a una bacteria o al polvo interestelar?.

Esta última reflexión nos conduce a la tercera opción de respuesta: “El universo no nos necesita y sólo somos una casualidad, un accidente, una posibilidad entre muchas que solo pasó”. Pero: ¿Se ha repetido ese "accidente"? ¿Cuántas son las probabilidades? Esa es justamente la cuestión. A la ciencia le competen las probabilidades, no las respuestas ontológicas, así que, la pregunta entonces es: ¿Hay alguien mas "allá afuera"? Y, si lo hay..., son acaso similares de alguna manera a nosotros?.

En la mayoría de películas de ciencia ficción, los extraterrestres son individuos bastante antropomorfos que en una noche de niebla serían confundidos fácilmente con humanos. Los famosos extraterrestres de las películas, desde “E.T.”, pasando por los de “Starwars” hasta "Alien", mantienen una forma de alguna manera "humanoide". ¿No imaginamos muchas amebas con radio telescopios por ahí, no?.

Tal vez todo sea una proyección de nuestra propia naturaleza humana, o pura falta de imaginación, lo que es cierto es que la enorme diversidad de seres vivos en la Tierra sugiere que habría que esperar mayores diferencias, que tal vez todo sea una serie de accidentes que condujeron a que "la conciencia" en esta parte del universo tenga una forma humana, pero, en otros lugares, quien sabe…?.

Simplemente, no sabemos si lo que pudiera estar ocurriendo "allá fuera" tiene una forma cercana a la humana. Si no la tiene ¿Cómo nos comunicaremos con patrones "cognitivos" surgidos desde una biología completamente distinta? ¿Qué "cultura" o patrones sociales, matemáticos o lingüísticos tendrán criaturas absolutamente distintas a nosotros? ¿Podremos siquiera establecer algún tipo de "comunicación”?.

El propio Frank Drake dijo una vez algo así como: "Si nosotros somos bípedos, si tenemos la cabeza arriba, si tenemos dos ojos y están en la cabeza, cerca del cerebro, y la boca está cerca de los ojos es por algo. Un extraterrestre con el que pudiéramos comunicarnos debería ser algo así, Si viéramos un extraterrestre inteligente en la penumbra podríamos llegar a pensar que es una persona, así me los imagino".

Bajo esta lógica, si la evolución actúa con el principio de la navaja de okham, si corta por lo más sencillo, bajo estas condiciones planetarias (si hay planetas similares a este) lo más simple es que se desarrollen criaturas similares a las que se han desarrollado aquí… ¿Por qué no?.

El movimiento, el desplazamiento, la simetría bilateral que nosotros tenemos (con estructuras equivalentes a izquierda y derecha) nos permite desplazarnos y ver el mundo de una manera más o menos eficiente (al menos hasta ahora nos ha ido bien...) y nuestra visión, respuesta a estímulos y procesamiento de la información se guían por esto. El hecho que de 4 extremidades, pasáramos a una locomoción en 2 no ha sido una mala cosa y nos ha dejado otras 2 libres para manejar herramientas, herramientas con las que hemos llegado a modificar (para bien o para mal) nuestro medio ambiente y creado la tecnología que podría contactarnos con "otros seres allá afuera", sin embargo, y a propósito del tema de las "extremidades superiores, también podemos reflexionar que los dedos han sido una ventaja, pero que, aunque parece que si necesitamos dedos, no necesitamos cinco dedos, aunque los tenemos y los hemos usado por ejemplo, para crear el sistema decimal. Si nuestros signos abstractos se encuentran tan estrechamente enlazados con nuestra fisiología ¿podríamos comunicarnos y entender los signos de seres con una fisiología totalmente distinta a la nuestra?.

En alguna película de ciencia ficción, se dice la frase: "las matemáticas son un lenguaje universal" sugiriendo que si hacíamos contacto alguna vez, los extraterrestres y nosotros haríamos una comunicación matemática. Pero, la fisiología determina en gran medida a la cognición y frente a una diferencia notoria de tipo morfológico, simplemente podríamos intentar comunicarnos y no lograrlo jamás...

Puede que haya otros, que haya "alguien allá afuera", pero tal vez nunca seamos capaces de comunicarnos con ellos, ya no solo por las distancias, sino por que el universo tomó rutas incompatibles en el desarrollo de "inteligencias" y aunque quizá lleguemos a reconocer que están ahí, no podamos descifrarlas.


Sin ánimo de ser pesimista... y, aunque haya "otros allá afuera" similares a nosotros (no tanto como a nuestra imagen y semejanza), tenemos que reflexionar que dependiendo del enfoque evolutivo desde el que partimos, las respuestas pueden ser muy diferentes:
El primer enfoque sostiene que las características de los seres vivos evolucionan independientemente de dónde se origine la vida, y por tanto son universales (evolución convergente). El universo tendría "un modo determinado de dar solución a los problemas similares" aquí, en nuestro planeta, aves, insectos y murciélagos tienen alas, porque universalmente las alas son un órgano eficiente para solucionar el problema del vuelo, aunque cada tipo de ala tenga un origen distinto.

La segunda posición mantiene que muchas de las características de los seres vivos son únicas puesto que dependen de las condiciones particulares del medio donde se produjo el proceso evolutivo (evolución divergente). Así pasa en el caso de poblaciones biológicamente emparentadas que se diferencian progresivamente y acaban formando especies nuevas, en relación a los cambios del medio ambiente y tal vez, "allá afuera" el cosmos tenga condiciones tan divergentes que quizás las fisiologías resultantes son impensablemente distintas, y "las otras inteligencias" podrían ser absolutamente incomprensibles para nosotros.

No lo sabremos hasta que las encontremos y quizás cuando lo hagamos sean demasiado diferentes como para entenderlas, aunque lleguemos incluso a saber que están ahí.