jueves, 8 de mayo de 2014

Así nace un agujero negro

El satélite 'Swift' de la NASA alertó el 24 de octubre de 2012 a astrónomos de todo el mundo de un gigantesco estallido de rayos gamma en la constelación de Eridano, a unos 10.700 millones de años luz de nosotros. Los científicos apuntaron sus equipos hacia el lugar, pero sólo uno, el Telescopio Muy Grande del Observatorio Europeo Austral, vio el fenómeno al detalle: el nacimiento, en apenas unos segundos, de un agujero negro. "Cuando ocurrió, el Sistema Solar no existía", indica el astrofísico vasco Javier Gorosabel, investigador del CSIC y uno de los autores del artículo de 'Nature' que da esta semana cuenta del hallazgo. Los estallidos de rayos gamma (GRB, por sus siglas en inglés) son las explosiones más energéticas del Universo. Ocurren de forma inesperada y en cualquier sector del cielo, duran unos segundos y son el último estertor de una estrella supermasiva, un astro de hasta doscientas de veces la masa del Sol. "Esas estrellas mueren de una forma particular, que llamamos hipernova. Implosionan hacia su centro, donde se forma un agujero negro que se traga todo lo que tiene alrededor y, en el proceso, se generan dos chorros de rayos gamma alineados con el eje de rotación de la estrella moribunda que perforan su superficie". Los astrónomos calculan que en el Universo ocurren tres estallidos de ese tipo al día. "Lo que pasa es que detectarlos es muy difícil. Sólo podemos hacerlo si el chorro de rayos gamma apunta hacia la Tierra. Por eso no vemos la mayoría", advierte Gorosabel, investigador Ikerbasque y codirector, junto a Agustín Sánchez Lavega, de la unidad asociada Grupo de Ciencias Planetarias, integrada por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (perteneciente al CSIC) y la Universidad del País Vasco. Al mirar hacia el centro del chorro del 24 de octubre de 2012, científicos de 27 instituciones de 13 países han visto lo que pasa dentro de esa estrella o, mejor dicho, lo que pasó hace 10.700 millones de años. Todo ese tiempo tardó la luz del destello GRB121024A en llegar hasta nosotros a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo. "Hemos 'visto' cómo la materia se arremolina alrededor de un agujero negro y la luz emitida durante la explosión está polarizada circularmente, como si fuera un tornillo. Si movemos una cuerda circularmente, las ondas se propagan de esa forma, como arremolinadas. Eso también puede pasar con la luz. Era algo que se había previsto teóricamente y que nosotros hemos visto por primera vez". El nacimiento del agujero negro duró unos segundos, tras los cuales se interrumpieron las emisiones de rayos gamma. Un agujero negro de ese tipo no puede comerse toda la estrella y acaba dándose un efecto rebote, explica Gorosabel. "Quince días después de una hipernova, se produce una supernova". Y el material 'cocinado’ en el interior de la estrella se siembra por el Universo para dar lugar a otras estrellas, planetas y seres vivos como usted. Esta segunda explosión tampoco acaba con el agujero negro, que se queda ahí "mucho tiempo". Si ocurriera un estallido de rayos gamma en nuestro vecindario cósmico, sería el final de la vida en la Tierra tal como la conocemos. "El Sol vivirá unos 10.000 millones de años. Si multiplicamos por doscientos toda la energía que emitirá a lo largo de su vida, tendremos la que se emite en un segundo de una de estas explosiones. Por fortuna, los estallidos de rayos gamma son algo propio del Universo cuando era muy joven. Que haya una de estas estrellas supermasivas en nuestra galaxia es altamente improbable porque las condiciones químicas no son nada favorables para ellas", tranquiliza el astrofísico eibarrés. Articulo publicado por Luis Alfonso Gámez en El Correo digital: http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/ciencia/201405/08/nace-agujero-negro-20140507201456.html